viernes, 15 de junio de 2012

Paz social, sexo y bonobos.

Los bonobos pertenecen como especie a los grandes simios, si bien es de los de menor tamaño físico; a veces ha llegado a confundirse como una variante pequeña de los chimpancés debido, sobre todo, a un cierto parecido entre ellos. Son bastante desconocidos y, de hecho, es el último genoma de entre todos los grandes simios que ha podido ser completado. Respecto del humano no difiere en mucho, si bien andamos un poco más cerca de los chimpancé que del bonobo. Y esto no es del todo positivo, a resulta de lo que de comportamiento conocemos de las tres especies, sobre todo la nuestra ya que la vivimos en carne propia.


Podría decirse, simplificando mucho, que nos sobra algo de chimpancé y nos falta mucho de bonobo. Su descubrimiento fue bastante casual y relativamente reciente, ya que hasta principios de los años 30 del siglo pasado no se tenía conocimiento de tales "monos". Viven muy aislados, en una selva profunda y densa del Congo, por contra de los chimpancés que se encuentran muy expendidos, ocupando territorios de 20 paises diferentes. En su entorno no existen problemas de alimentación ya que los recursos de que disponen hacen que la comida no signifique nunca una disputa. Su vida diaria se basa en la interrrelación social, sin agresivad, entre los miembros del grupo e incluso con elementos de otros grupos. Esta característica de convivencia en paz social se une a otra que los distingue de cualquier otra especie: mantienen una constante y frenética actividad sexual. Hasta tal punto es así que se puede afirmar que estos animales usan el sexo como terapia y solucionador de posibles conflictos. Su sexualidad no distingue demasiado, por no decir nada, género ni edad, ya que para ellos no tiene más relevancia que estar bien consigo mismo y con los demás; podríamos decir que su finalidad es "estar a gusto", nunca mejor dicho. En algo se parecen a los humanos: son capaces de practicar sexo cara a cara y en posturas que creíamos exclusivas nuestras; al final resultará que ni en eso somos originales.

Por contra, los chimpancés son agresivos y territoriales; disputan sus conflictos mediante un sistema parecido a la guerra humana o más bien al de las gerrillas urbanas. Se han documentado escaramuzas de machos a la caza y muerte de  machos jóvenes de otras familias, organizados a modo de soldados y con el único fin de conquistar y matar. Muy humano este aspecto. Se ha podido comparar esas diferencias tan exageradas que se encuentran en el comportamiento de bonobos, chimpancés y humanos, tan similares genéticamente entre sí. Dado los resultados obtenidos en sus grupos sociales y las consecuencias que se derivan de ellos, podríamos decir que nos sobra algo de chimpancé y nos falta mucho de bonobo. El modelo social que han desarrollado éstos últimos se basa en un modelo matriarcal, donde las hembras viven en armonía juntas y con espíritu protector entre ellas, llegando a mostrar actitudes desalentadoras hacia los machos que puedan demostrar cientos intentos de dominancia o agresividad. La evolución hacia este modelo puede atribuirse entonces a una especie de selección sexual capitaneada por las hembras.
Entre las conclusiones a los muchos estudios habidos, sobre todo en la parte final del siglo XX y comienzos del actual, se ha determinado una posible relación de una hormona, la vasopresina, en la diferencia de carácter observada entre estos simios; a un nivel más alto de vasopresina nos encontramos con individuos más sociables. Claro que no es tarea fácil obtener una fórmula mediante la cual sirva como remedio la administración de dicho neuropéptido, ya que su aumento provoca a su vez desequilibrios en otras hormonas y la consecuente inestabilidad en cientos de reacciones neuronales y respuestas orgánicas. Esto hay que dejarlo bien claro no se vayan a poner algunos a buscar vasopresina como panacea de nuestros males. La química tiene su papel, pero la evolución de las especies depende de muchos otros factores ajenos a estos compuestos. Si bien no deja de darnos cierta, o mucha, envidia al conocer que se podría vivir en paz y muy "satisfactoriamente" como hacen estos primos cercanos, muy cercanos, nuestros.

¡Yo quiero ser más bonobo que chimpancé!


2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. ¿Y a quién no le gustaría ser bonoba o bonobo? Según parece son "buena gente" y les gusta "disfrutar" de la vida. A veces no solo equivocamos nuestro camino, nos equivocamos de especie.

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