jueves, 28 de junio de 2012

120 minutos y 9 penaltis.

Anoche pudimos abrir un pequeño paréntesis en nuestra indignación diaria para "sufrir" con La Roja, sí esa a la que la televisión pública madrileña (Tele-Aguirre) se niega a llamarla así, me imagino que por las connotaciones izquierdosas que tiene el color rojo ¡Serán idiotas! Pues bien, ese kit-kat que abrimos durante 120 minutos de partido y 9 penaltis, ya que el último de Portugal, el que correspondía a Cristiano Ronaldo, no fue necesario tirarlo (¡Qué injusticia! balbuceaba al verse eliminado), nos hizo vibrar a ratos, maldecir en otros momentos y, sobre todo, saltar de alegría cuando Cesc Fábregas batía al portero luso. Hoy, en la prensa, los grises y negros titulares habituales acerca de rescates, corrupciones, recortes, escándalos se medían en las portadas con fotos de los jugadores de la selección y frases optimistas de cara al partido de la final el próximo domingo. No soy un forofo seguidor del fútbol, pero anoche fui uno de los más de 17 millones de espectadores que parece ser que seguimos la retransmisión por televisión, junto con unos 1.500 que estaban en el estadio.

Da alegría, una inmensa alegría, poder vivir un resultado victorioso de este grupo de jugadores de fútbol que, junto a Nadal o Fernando Alonso por ejemplo, nos tienen acostumbrados a continuas celebraciones en los últimos años. Parece que por fin algo español se puede pasear muy orgulloso por el mundo, incluso provocando ciertos miedos en quienes con ellos han de enfrentarse. Pero, como decía, yo y espero que miles o cientos de miles más esta mañana hemos regresado a la rutina de tener que leer, ver o escuchar lo último del caso Dívar, lo nuevo de la prima de riesgo, los recortes de ayer, la presumible subida de mañana, etc, etc, etc. Y es que debemos distinguir entre esos momentos de júbilo y la realidad; No hay que renunciar a las alegrías que los deportistas nos dan (parece ser que son los únicos capaces de hacerlo), pero debemos seguir atentos, indignados, protestones y muy vigilantes antes de que se le ocurra al Presidente y/o algunos de sus ministros de vender la moto de la final del europeo como victoria propia.

Por su parte, Rajoy amenaza de nuevo con tomar su Air Force One o Two (quizás el One corresponda al Rey, en realidad me da igual) y se plante en el Olímpico de Kiev, contradiciendo así cualquier lógica política debido al bloqueo que debería tener Ucrania por parte de los dirigentes democráticos europeos (claro que hay que ser demostradamente demócrata para eso) por el encarcelamiento injusto de la ex Primera Ministra Yulia Timoshenko. El "seseador" de La Moncloa dice que con una vez que no pisó suelo ucraniano como protesta es más que suficiente medida de presión. este se quiere subir al carro fácil de ver a la selección con la Copa de Europa; anda que como sea gafe...

Volviendo a los asuntos judiciales, de los que no logramos salir del todo, acaba de pedir amparo ante el Consejo General del Poder Judicial el juez  instructor del caso del expresidente Fabra (el noveno que se encarga de este caso en 8 años) por recibir presiones de sus superiores para que archive la causa y no siente definitivamente en el banquillo al susodicho. Hay que recordar que está acusado de tráfico de influencias, cohecho y delito fiscal, ahí es nada; pero es que vivimos en el país de nunca jamás: nunca jamás dejaré que condenen a uno de los nuestros, haga lo que haga; algo así como la Iglesia con sus curas pedófilos. No terminamos de despegar como nación importante, no somos referentes de nada si nos sacan del fútbol o del tenis y eso tenemos que agradecérselo sin duda a nuestros políticos, esa "clase" instalada en ayuntamientos, comunidades, parlamentos y cualquier institución de la que se obtengan pingües beneficios en forma de importantes remuneraciones por su mal ejercicio. Es como tener en España una máxima: ¡Hazlo mal, gasta el dinero público sin control y llévamos a la ruina que nosotros, idiotas, te premiaremos en las urnas!

No quiero poner punto final a este post sin volver a "La Roja", para pedir, como han hecho miles de conciudadanos ya, en especial por Twitter, que los jugadores donen su importante prima por ser campeones o subcampeones a causas sociales. Gente como ellos, que gana tanto dinero durante el año, debería tener un gesto de generosidad y cubrirse aún más de gloria, no sólo jugando tan bien como lo hacen sino siendo, además, generosos con tantos miles que lo pasan cada día peor y que, sin embargo, se ponen  frente al televisor cuando juegan para empujarles hacia la victoria con su ánimo.

¡No esperamos menos de ellos!

lunes, 25 de junio de 2012

Orgullo de Presidente.

Nunca antes en nuestra reciente historia democrática habíamos estado en peores manos. Por supuesto que hay que reconocer que Europa y, en especial, los paises como España que viajan en vagones de cola pasan por momentos muy delicados para la economía, debido en gran medida a esos famosos hasta la saciedad e intangibles "mercados". Pero cuando quienes debieran gobernar con cordura y racionalidad para salvar a su pueblo del desastre se comportan como una banda desorganizada, inepta y con claros síntomas de descerebrados poco podemos hacer.

Ahora, esos ingenuos votantes, muchos de izquierda y centro-izquierda, que auparon a esta panda al poder más absoluto empiezan a arrepentirse por haber creido que todo se arreglaba con sacar de la Moncloa a Zapatero y elegir como salvador a Rajoy; podría ser el famoso personaje Marianico el corto, no por tamaño físico aunque sí por el de su cerebro. Mienten una vez sí y otra más, nos dejan a los españoles en ridículo ante cualquier mandatario internacional o institución europea o mundial donde se asoman a exabruptar. No me importaría nada ser en este momento ciudadano de las Islas Salomón, algo más famosas ahora en su plácido retiro del Pacífico Sur desde que confundieron a nuestro Mariano con su primer ministro. No quiero despreciar a este pequeño país insular, pero según nos contaban nuestros gobernantes España es una de las principales potencias del mundo; debe ser de los mundos de Yupi, habida cuenta de los resultados obtenidos.

Pocas cosas, a estas alturas, nos pueden sorprender por absurdas, aunque no dejan de asombrarnos porque creíamos que no eran tan malos, tan incultos, tan miserables... Hoy, este personaje barbudo que nos malgobierna se ha sentido orgulloso por la "entereza, madurez y solidaridad" que demuestran los españoles afrontando tanto esfuerzo y sacrificio que se les pide. ¡Será...! Los españoles solo estamos demostrando dos cosas actualmente: la primera, que tenemos unas tragaderas más amplias de lo que suponíamos, y la segunda que no somos lo suficientemente valientes como para echarlos. La ministra de Sanidad quiere sustituir medicamentos básicos por "cositas naturales" para curar (ojo, de aquí a tener que ir a los brujos de la tribu queda cada vez menos); el ministro de Economía firma la carta en la que se pide el rescate para la banca con un texto lleno de erratas ortográficas (¡Qué vergüenza!) y redundancias, digna de las más famosas  antologías del disparate. Son solo dos ejemplos, de hoy mismo, sin tener que rebuscar, simplemente quedándonos con lo que nos llame la atención entre tanta incultura y mediocridad. Hay que tener cuidado con una cosa, cuando los que dan la imagen de España a los que nos miran desde afuera son así, todos los demás somos mediocres también.

Casi no quedan ya promesas electorales que incumplir; algunas porque se harían y no lo han hecho y las otras porque de nunguna manera ocurrirían y nos las han dado toditas de regalo; así que ya casi no nos va a quedar motivos para el asombro, nos lo han ido metiendo entre pecho y espalda en tiempo récord. Ahora solo nos queda esperar el final, la caida del Imperio Hispano, para, como el Ave Fénix, resurgir de nuestras propias cenizas y levantarnos como pueblo, recuperando nuestra dignidad. Pero esto solo sería posible sin ellos, sin los que nos han hundido más que nunca. Lo bueno de tocar fondo es que no se puede seguir bajando, solo queda subir. A ello debemos dedicar nuestros esfuerzos, solidariamente con los del entorno más cercano, familiares, compañeros, aunando esfuerzos en círculos alrededor nuestro, ignorando sus doctrinas y consejos, sus recomendaciones y palabras vacías. Nos hemos acostumbrado con demasiada rapidez a los insultos, desprecios y ninguneos de una "clase política" que no debería haber salido de sus guaridas. Como alguien, hijo de un relevante político pepero de La Rioja, en arrebato de vaticinio espetó poco antes de las últimas elecciones municipales a unos policías municipales: "Cuando gobierne el PP vais a picar piedra o trabajar en una fábrica, como vuestra puta madre. Desgraciados." Lo de picar piedra es casi una realidad, lo de trabajar es otra cuestión, ni en fábricas ni en ningún otro lugar. A lo de la puta madre, mejor no decir lo que uno pueda pensar, más que nada porque su madre igual es buena mujer y no tiene culpa del "cafre" que tuvo que parir.

¡Sobran sinvergüenzas!


jueves, 21 de junio de 2012

Decepcionado.

Hoy es 21 de junio, el calendario marca el comienzo del verano. Eso antes significaba no solo el habitual cambio climático hacia temperaturas más altas, a veces muy altas, vacaciones, playa, campo, viajes y todo un etcétera de actividades lúdicas y festivas. Pero, ahora, en 2012 la llegada de la estación no trae alegrías y casi ni siquiera esperanzas de fiestas, chiringuitos, cañitas y boquerones; el estío nos llega cargado de malas noticias y peores espectativas. Se disparan casi sin freno la prima de riesgo y las listas del paro, tanto como los recortes en todo cuanto significara bienestar. Los casos de corrupción y mal uso de los dinero públicos salen a la luz día sí y día también, sin que los autores y protagonistas siquiera saquen un pequeño rubor a sus mejillas.

Un presidente del CGPJ que dimite diciendo que se va obligado por el descrédito de una campaña brutal contra él y la institución y con la conciencia de no haber cometido ningún pecado ¡Pero si es que este individuo no tenía ni conciencia ni decencia, qué va a decir! Una presidenta de la Comunidad de Madrid que se quiere cargar el Tribunal Constitucional porque no le gusta una de sus sentencias, que posiblemente no le guste a muchos ciudadanos, pero ¿Dónde está ese respeto a los tribunales del que tanto han alardeado siempre en el partido de las gaviotas?; su actitud parece sacada de lo más oscuro del franquismo. El Ministerio de Educación se ha cargado de un plumazo la mitad del dinero que se destinaba a las campañas de mentalización contra la violencia machista y va a crear una comisión que estudie la manera de fomentar la tauromaquia, cuestión que significará seguro una buena cantidad de euros a gastar; es como si al Wert le diera igual cuántas mujeres más mueran o resulten lesionadas y las cambia por cuernos, al final ambas cosas son violencia y muerte y su medida reforzará por igual que sea contra las novias y esposas que contra los toros. Estas "perlas" son solo una pequeña muestra de tantas otras que podemos a diario leer, escuchar o ver en los medios de comunicación, según sea el color del mismo y el cariz de la noticia.


 









Pero no queda aquí, no; cuando y de quienes menos se espera nos llega una sorpresa más, inesperada, quizás por eso impacta más contundentemente en nosotros. En medio de un viaje que aún no termino de entender del todo su conveniencia, extensión y utilidad, S.A.R. el Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón y Grecia, se suelta, como si nada, un discurso en New York en el que tergiversa la realidad de España, pero sobre todo de la situación de los españoles. Ya el escenario no parece el más conveniente (esta familia parece que desde que resbaló el primero han ido todos de cabeza detrás en pura solidaridad y cabezonería por hacerlo mal y a veces peor que el anterior) al escucharse en el acto de inauguración de la Escuela de Negocios del IESS, dependiente del Opus Dei, y ante un aforo inadecuado para tales palabras: sobre todo empresarios norteamericanos. Pues el heredero, Dios nos proteja, casi parecía el mismísimo Mariano Rajoy o cualquiera de sus ministros del área económica ya que usó los habituales eufemismos peperos para no llamar a las cosas como son y encima mentir, ya que decir que "nuestros precios y salarios están marcando el ritmo del retorno al sendero de la competitividad y, al mismo tiempo nuestras familias están reduciendo sus niveles de deuda mientras mejoran su ahorro" o soltar "nuestro Gobierno está introduciendo reformas muy profundas que deberían ponernos en camino de corregir los desequilibrios económicos que hemos acumulados en épocas recientes", decir eso es mentir descaradamente. Todos sabemos que los discursos no los ecriben ellos, los Borbones, pero de ahí a simplemente leer cualquier cosa que les pongan en los papeles me parece indecente; sobre todo porque la Familia Real son modelos para muchos españoles, cada vez menos afortunadamente, y entonces son más graves las consecuencias de sus "errores" conscientes o involuntarios. Una vez más nos han demostrado que viven ajenos a nuestros males, por mucho que juren que se solidarizan con los problemas y lacras sociales. ¡Ni de coña!

Me siento decepcionado, mucho, de quienes se supone que nos representan, no están a la altura que nos mereceríamos porque, a pesar de todo, este pueblo es noble, luchador y nos habíamos  creido que (perdonen el arrebato deportivo) jugábamos en primera división y ahora resulta que nos "pegamos" en una promoción por no bajar de categoría. También tengo rabia y siento impotencia por no poderlos poner a trabajar con nuestros míseros salarios en vez de con sus magníficas asignaciones salidas del Presupuesto General del Estado o quitarles tantos derechos como nos usurpan a nosotros impunemente.


Por favor, que llegue pronto el otoño a ver si con la caida de las hojas caen unos cuantos de éstos.


martes, 19 de junio de 2012

Si yo fuera...

Posiblemente a algunos, quizás muchos, de los que lean esto les venga la misma reflexión que a mi: "Me equivoqué de profesión u oficio". Yo creo que tenía que haber "estudiado" para político; bueno, quizás eso de estudiarlo es demasiado pedir dada las capacidades y formación que se constatan en muchos de los que a ello llegan. No hay un título que otorgue tal cualificación, ni en la formación profesional ni en la universitaria y eso que he buscado. Más bien es una forma de vida, una dedicación que si sabes montártelo bien te resuelve la idem, además mandando en algunos casos, legislando en otros y bien viviendo en la mayoría.

He de confesar que alguna vez he pensado que no hubiese sido mal gestor público (sueños que tiene uno, iluso), quizás en un ayuntamiento donde el contacto con el ciudadano es mucho más directo y cercano. En el colmo de mi atrevimiento comenté hace unos años este asunto a un conocido, dedicado a la noble tarea de la política, el cual me dejó muy claro un tema, que me imagino forma parte de algún decálogo secreto de cómo llegar a ese nivel social y que te pague el erario público en vez de la cuenta de resultados de una empresa privada, diciéndome que la administración municipal no interesa, que hay que ir a niveles más alejados del ciudadano, como las comunidades autónomas o el Estado, ya que en el primero de los círculos se trabaja demasiado, debido precisamente a la cercanía al foco del problema ¿Qué les parece?

Volviendo al camino que se debe seguir, ya que el de los estudios no es el idóneo y te hace perder unos años maravillosos para nada, tenemos entonces dos vías: la vía "familiar", por la que hay que disponer de un apellido bien introducido en las esferas de algún partido político; o bien la vía "larga", en la que hemos de trabajar bastante desde las bases del partido, ofreciendo muchas horas a cambio de alguna palmadita en la espalda, diciendo casi siempre que si... Vamos, lo que solemos decir por esta tierra un trepa, sin más. Ambos van subiendo con más o menos dificultad con una meta en el camino: por lo menos ser Diputado. En el Parlamento las cosas se ven suficientemente desde la distancia, el trato es exquisito, los asientos son de buena piel, tendremos despacho y, si llegamos a miembro de la Mesa, Comisiones, Portavoces, etc., mucho mejor, ya que nuestra recompensa irá en proporción al cargo.

De todas formas, no nos vayamos a creer que quedarnos en la escala básica, simple Diputado, está mal, ni mucho menos; Cuando ya la crisis nos había enseñado las orejas, bien enseñadas, a los que vamos a pie, ellos, los legisladores, se reunieron y decidieron que su sueldo no era lo suficientemente digno para desempeñar ese trabajo y se lo subieron. Hay que recordar aquí que simplemente aplicaban literalmente el Reglamento del Congreso de los Diputados, que en su artículo 8.1 dice "Los Diputados percibirán una asignación económica que les permita cumplir eficaz y dignamente su función" y en el 8.2  "Tendrán igualmente derecho a las ayudas, franquicias e indemnizaciones por gastos que sean indispensables para el cumplimiento de su función". Pues bien, la dignidad de estos sacrificados ciudadanos se tasa en 2.813,87 € de asignación mensual y unos complementos, también mensuales, de 1.823,86 € para alojamiento y manutención, 3.000 € al año para taxis, billetes de avión, tren o barco sin límite de crédito, para sus comunicaciones un ordenador portátil y un teléfono móvil; también disponen de despacho. Si subiésemos en la escala y nos sentamos en el "trono" del hemiciclo del Congreso, entonces las retribuciones mensuales llegan a 11.934,90 € incluyendo el sueldo y los complementos por miembro de la Mesa, por gastos de representación y los gastos de libre disposición (este es el que más me gusta: 2.728,57€/mes.)

Ahora, en junio de 2012, en la parte más dura hasta, el momento, vivida de la crisis, con una intervención maquillada y un palabrerío constante de los ministros de Economía y de Hacienda, así como del Presidente del Gobierno, desmintiendo unos días antes cada uno de los pasos hacia el rescate de españa que ha ido dando Europa, confundiendo y haciendo ver que somos más de lo que la realidad dice, aparte de su discurso hábilmente hilado por buenos asesores en el uso del lenguaje para nunca llamar a las cosas por su verdadero nombre o simplemente por un nombre entendible por los ciudadanos. Ellos siguen viajando, sonriendo, reuniéndose, sonriendo, dando ruedas de prensa en el extranjero (aquí no son norma habitual), sonriendo... La última que me ha dado tiempo de ver es una foto de la llegada de Mariano Rajoy a la Conferencia del G20 en México; en ella se ve a su señora esposa acompañándole, me imagino que no por motivos de trabajo, sino que su viaje es de placer; tendrá salidas a visitar lugares interesantes, algunas compritas, gastos en el lujoso hotel donde se hospedan, escoltas cuando sale sola...

Después de esto, de ver que ellos están en otra galaxia, donde no se sufre con los precios de las cosas, con las negativas de los bancos a dar un crédito, con el despido un día sí y otro también de cientos de trabajadores casi sin derechos que reclamar por la reforma impuesta, embutidos en sus estupendos trajes y relucientes corbatas (ellos, solo trajes, bueno y bolsos, ellas), con el coche oficial a la temperatura que le gusta al señor, o señora, esperando en la puerta, etc., etc., etc. ¿Qué podemos hacer?  Ahora me viene a la memoria un episodio, bastante "al pelo" aunque hayan pasado unos años ya, en el que pudimos ver y oir en los medios de comunicación, a una ministra, Celia Villalobos,  cómo increpaba (insultaba diría yo) a su chófer por no ser más rápido en traerle el coche y, por tanto, hacerla esperar unos segundos de más (http://www.youtube.com/watch?v=Lrq4F6DlFXg - véanlo, no tiene ningún desperdicio). Con este vídeo podemos volver al comienzo del post y comentar largo y tendido lo de la formación y competencia para ser político; pero no hace falta ninguna, ya que a veces, muchas veces, una imagen vale más que mil palabras. He leido que en la actual situación que vivimos y padecemos ya no estamos indignados, simplemente estamos hasta los cojones (con perdón).

¡Malditos mediocres!



Fuente de los datos de las retribuciones indicadas:







viernes, 15 de junio de 2012

Paz social, sexo y bonobos.

Los bonobos pertenecen como especie a los grandes simios, si bien es de los de menor tamaño físico; a veces ha llegado a confundirse como una variante pequeña de los chimpancés debido, sobre todo, a un cierto parecido entre ellos. Son bastante desconocidos y, de hecho, es el último genoma de entre todos los grandes simios que ha podido ser completado. Respecto del humano no difiere en mucho, si bien andamos un poco más cerca de los chimpancé que del bonobo. Y esto no es del todo positivo, a resulta de lo que de comportamiento conocemos de las tres especies, sobre todo la nuestra ya que la vivimos en carne propia.


Podría decirse, simplificando mucho, que nos sobra algo de chimpancé y nos falta mucho de bonobo. Su descubrimiento fue bastante casual y relativamente reciente, ya que hasta principios de los años 30 del siglo pasado no se tenía conocimiento de tales "monos". Viven muy aislados, en una selva profunda y densa del Congo, por contra de los chimpancés que se encuentran muy expendidos, ocupando territorios de 20 paises diferentes. En su entorno no existen problemas de alimentación ya que los recursos de que disponen hacen que la comida no signifique nunca una disputa. Su vida diaria se basa en la interrrelación social, sin agresivad, entre los miembros del grupo e incluso con elementos de otros grupos. Esta característica de convivencia en paz social se une a otra que los distingue de cualquier otra especie: mantienen una constante y frenética actividad sexual. Hasta tal punto es así que se puede afirmar que estos animales usan el sexo como terapia y solucionador de posibles conflictos. Su sexualidad no distingue demasiado, por no decir nada, género ni edad, ya que para ellos no tiene más relevancia que estar bien consigo mismo y con los demás; podríamos decir que su finalidad es "estar a gusto", nunca mejor dicho. En algo se parecen a los humanos: son capaces de practicar sexo cara a cara y en posturas que creíamos exclusivas nuestras; al final resultará que ni en eso somos originales.

Por contra, los chimpancés son agresivos y territoriales; disputan sus conflictos mediante un sistema parecido a la guerra humana o más bien al de las gerrillas urbanas. Se han documentado escaramuzas de machos a la caza y muerte de  machos jóvenes de otras familias, organizados a modo de soldados y con el único fin de conquistar y matar. Muy humano este aspecto. Se ha podido comparar esas diferencias tan exageradas que se encuentran en el comportamiento de bonobos, chimpancés y humanos, tan similares genéticamente entre sí. Dado los resultados obtenidos en sus grupos sociales y las consecuencias que se derivan de ellos, podríamos decir que nos sobra algo de chimpancé y nos falta mucho de bonobo. El modelo social que han desarrollado éstos últimos se basa en un modelo matriarcal, donde las hembras viven en armonía juntas y con espíritu protector entre ellas, llegando a mostrar actitudes desalentadoras hacia los machos que puedan demostrar cientos intentos de dominancia o agresividad. La evolución hacia este modelo puede atribuirse entonces a una especie de selección sexual capitaneada por las hembras.
Entre las conclusiones a los muchos estudios habidos, sobre todo en la parte final del siglo XX y comienzos del actual, se ha determinado una posible relación de una hormona, la vasopresina, en la diferencia de carácter observada entre estos simios; a un nivel más alto de vasopresina nos encontramos con individuos más sociables. Claro que no es tarea fácil obtener una fórmula mediante la cual sirva como remedio la administración de dicho neuropéptido, ya que su aumento provoca a su vez desequilibrios en otras hormonas y la consecuente inestabilidad en cientos de reacciones neuronales y respuestas orgánicas. Esto hay que dejarlo bien claro no se vayan a poner algunos a buscar vasopresina como panacea de nuestros males. La química tiene su papel, pero la evolución de las especies depende de muchos otros factores ajenos a estos compuestos. Si bien no deja de darnos cierta, o mucha, envidia al conocer que se podría vivir en paz y muy "satisfactoriamente" como hacen estos primos cercanos, muy cercanos, nuestros.

¡Yo quiero ser más bonobo que chimpancé!


3,1 millones de...

3,1 millones de kilómetros cuadrados de océano serán protegidos por Australia. Esto supone algo más del 30% de todo el mar que rodea a este inmenso país, este continente complejo, lleno de vida y de posibilidades.  Las zonas que forman esta amplia red de espacios protegidos van a pasar de las 27 actuales a 60. El reto mira hacia el futuro con determinación y con el convencimiento de que es la única manera de conservar especies y una naturaleza cada día más frágil: el ecosistema marino. La sobreexplotación a la que se ven sometidos los océanos, extractiva y pesquera, hace peligrar la vida; y en esta materia los arrepentimientos pasados de fecha no logran solucionar lo que el hombre ya haya eliminado del planeta o lo deje en puro testimonio museístico.

Seguro que no será fácil para el país asumir un control y limitación en la explotación de recursos naturales tales como el petróleo y gas que se obtiene de sus aguas jurisdiccionales, más aún cuando se es tan industrializado como Australia. Pero es que, aparte de las presiones políticas y cuestiones puramente económicas, se ha querido ver las consecuencias de ese abuso sobre el hábitat de las especies y, por extensión, la propia supervivencia humana. A la par existe otra acción promovida por una ONG, la Bush Heritage, y con financiación gubernamental y privada que en la actualidad está comprando terrenos que, si se llega a finalizar el proyecto, conseguirá dotar a Australia de un gran corredor paralelo a su costa este de casi 3.000 kilómetros de extensión. Su misión será otorgar a las especies que viven en estos territorios de una zona de libre movimiento norte-sur donde interactuar en libertad entre ellas y poder asentarse en función de sus necesidades climáticas y alimenticias. El fundamento principal se basa en la estimación de subida de temperaturas para los próximos 50-100 años, que obligaría a muchas de ellas a moverse hacia latitudes donde poder cubrir dichas necesidades. El "corredor Noé", como se le ha denominado, supondrá un esfuerzo hasta ahora no afrontado por el cual todas las infraestructuras actuales y futuras se adaptarán a facilitar esas rutas migratorias naturales. Igualmente el compromiso supone desisitir de explotar el territorio designado con fines lucrativos, por lo que no podrá explotarse para la agricultura, la industria, ganadería o el turismo.


Crear estos corredores biológicos no es nuevo, ya que hay precedentes por ejemplo en Estados Unidos y Canadá con uno comenzado en los años 90 entre Yellowstone y el Yukon. Pero en esta ocasión supone el valor añadido de la gran extensión que abarcará una vez que se pueda completar. Tanto las águilas, canguros y demás especies asentadas en las zonas terrestres a proteger, como las tortugas, ballenas o tiburones por la parte marina encontrarían con facilidad amplios espacios donde sobrevivir alejados de los riesgos creados por el hombre y su desarrollo imparable.

Después de conocer estos proyectos duele ver como nuestro más cercano y directo territorio, las Islas Canarias, se ve amenazado por todo eso que Australia ha decidio poner en cuarentena, la explotación desmedida de las riquezas marinas. Las Islas son paso habitual de especies migratorias, así como lugar habitual de permanencia de otras. Los fondos de las costas de El Hierro, Lanzarote o Fuerteventura gozan de un prestigio y valor que ahora se pone aún más en riesgo si se decide por fin conceder licencias para prospecciones petrolíferas. Como es habitual en nosotros no aprendemos de la experiencia ajena e hipotecamos el futuro de todos por los beneficios económicos de unos pocos. Australia es el ejemplo a seguir y nuestros políticos quienes nos alejan de ese camino.



martes, 12 de junio de 2012

¿Humano y Dios?

Me había propuesto no comentar más acerca de ello, pero es tan lamentable, qué digo, repugnante el asunto que estas líneas se cubrirán de nuevo con su estela. A simple vista parece humano, incluso un humano débil, pero creo que interiormente se cree Dios; supuesto justiciero que, escudándose en su blindaje como jefe supremo del tercer poder del Estado, ha campado a sus anchas gastando dinero que no es suyo, a pesar de su salario de más de 130.000 € anuales e intercediendo para que a su "amigo" policía, Jerónimo, se le concedan méritos y cargos a cambio de su compañía.

Asco da, no por sus gustos, sino por sus actos y por los que le arropan y apoyan y tienen la osadía de comentar a micrófonos abiertos que este asunto solo fortalece al Presidente. Pues se equivoca ese alcalde que quizás el ministerio le venga ancho (aunque no tanto como la alcaldía a su sucesora, a quien ni San Aznar la va a salvar de caer a plomo), no solo no se fortalece sino que cada día que pasa se envilece más. Es un cobarde que, descubierto "in fraganti", no es capaz de confesar, pedir perdón y marcharse convenientemente escoltado a donde se quiera refugiar con el guardaespaldas, que por cierto no se parece nada a Kevin Kostner; claro, que éste tal Dívar no es tampoco Whitney Houston,  ni siquiera por el color de piel.

Ahora, aunque me cueste reconocerlo, me da pena de Juan Carlos, sí el Rey, que, pillado inconvenientemente, tuvo cierta honestidad al pedir perdón, reconocer que se había equivocado y que su acto no volvería a pasar. A este del que tratamos solo se le pide que se marche, si puede ser lejos mejor, y que no regrese, al menos a la judicatura, que la ley estaba bastante mal ya sin su intervención. Ahora está realmente "jodida", sin credibilidad ciudadana, a pesar de los grandes profesionales que realizan su labor en los diferentes juzgados y salas de España. Pero, como bien sabemos, una oveja negra se distingue perfectamente aunque esté entre un rebaño de 500 más. De nuevo es portada hoy en medios de comunicación al descubrirse más viajes supuestamente oficiales para disfrutar, esta vez por otros lugares del país, de fines de semana placenteros. Ya ha salido el primer valiente que dice públicamente que Carlos, Dívar, no fue invitado a Cantabria a nada oficial. Por supuesto que el "atrevido" es el expresidente Revilla, sí el de las anchoas.

Esta nación tiene suficientes problemas ya, muy graves, de complicada solución y que va dejando atrás un reguero de desgracias y pobreza como para seguir permitiendo que personales así gobiernen o lo que es peor, impartan justicia; ¿Qúe justicia? Hubo un tiempo en que un señor bajito (que me perdonen los demás bajitos), con bigote, de risa un tanto esperpéntica y que se ha especializado en hablar mal de España fuera de nuestras fronteras (menos mal que su inglés no se entiende mucho) mantuvo durante largo tiempo una pugna constante con la frase "¡Váyase señor González, váyase!". Los únicos "locos bajitos" que me caen bien son los jugadores de la roja. Ahora es el momento de resucitar esa famosa frase y volver a la carga, reiteradamente, pero cambiando al sujeto:

¡Márchese señor Dívar, márchese ya!
(me resisto a llamarle señor, no me sale, la verdad sea dicha.)


sábado, 9 de junio de 2012

Desaceleración es a recesión lo que préstamo es a rescate.

Era 2008 y el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se negaba a admitir una evidencia: España entraba en recesión. En público, el uso de tal expresión se negó reiteradamente.  Las connotaciones de esa palabra podrían ser muy negativas para el propio Gobierno y para la confianza de los ciudadanos. En su lugar se utilizó un término algo ambiguo, no tan negativo, menos comprensible para la mayoría y que lo único que afirmaba era una negación: desaceleración. Simplemente, nuestra economía, supuestamente, se frenaba un poco en su avance y era, por supuesto, temporal. El tiempo confirmó todas las sospechas y entramos de lleno en una importante crisis económica y financiera, como tantos otros.

Ahora estamos en 2012, sólo cuatro años después y gobernados por los críticos a aquella "jugada lingüística" de ZP y asistimos al mismo ejercicio de intentar tergiversar la vedad, confundir. En esta ocasión, cuando desde hace mucho tiempo nadie cuestiona ya los asuntos referidos a la crisis, nuestra situación lleva varios meses orbitando alrededor del llamado rescate y que hemos visto como se ejercía sobre Irlanda, Portugal y Grecia, los pobres de Europa; solo faltábamos nosotros, pero un gobierno con tal alto sentido del orgullo nacional como el que actualmente dirige nuestros designios (casi siempre pecamos de lo mismo en la piel de toro) no puede permitirse el uso de la palabra rescate. Para tal fin no solo usan la artimaña de rebuscar hasta encontrar una expresión ligera y general que no es, por supuesto, sinónima, al llamarlo préstamo, sino que ni siquiera en esta ocasión da la cara el jefe, manteniéndose escondido en su palacio y sacando al ruedo a su segundo, al ministro de Economía y Competitividad (¿Por qué demonios habrán añadido lo de competitividad? Según la RAE es: "capacidad de competir" y éstos ni compiten ni parece que sean capaces). Quizás la nariz de Pinocho, perdón Rajoy, ya no hay manera de ocultarla de tanto que le ha crecido contando mentiras (como en la canción "ahora que vamos despacio vamos a contar mentiras...") y prefiera quemar a De Guindos en la comparecencia e irse él a ver un partido de fútbol a Polonia. Sólo deseo que gane España mañana domingo porque no soy tan mala persona; si no, me alegraría de ello solo para echarle la culpa de ser gafe aparte de mala gente.

No me creo que las condiciones que ponga la Comisión Europea sean tan beneficiosas tratándose de la astronómica cifra de 100.000 millones de euros; tampoco se puede uno creer que sólo los bancos se verán afectados por este "préstamo". Y si esto fuese hipotéticamente cierto, ¿Qué ocurrirá cuando nuestras queridas entidades financieras no puedan empezar a devolver el dinero? Pues posiblemente, seguramente, saldrá de los bolsillos de los ciudadanos gravado con los intereses que haya generado tal inyección multimillonaria. No sólo disponemos de políticos incapaces e incompetentes sino que, además, demuestran cada día el poco interés que tienen por salvar de verdad el país y no sus cagados culos. En una sociedad justa, en una nación con gobernantes y opositores decentes, que anteponen el bien general al suyo partidario, estaríamos regidos por un gobierno de unidad, multipartidista y de consenso, que dejarían a un lado las disputas mientras España no saliese de la crisis, recesión y cuantas cosas malas en las que nos han metido en los últimos años. Pero no, no hay cojones (ruego me perdonen) ni en la Jefatura del Estado, ni en el Gobierno, ni en el Parlamento ni en el resto de las fuerzas políticas para remar, por una vez aunque sea y porque sea necesario, en el mismo sentido. Y es una lástima, seríamos un ejemplo mundial de unidad y respeto a los ciudadanos. Esto no lo veremos, como tampoco veremos que se reducen solidariamente sus importantes sueldos, o que dejen de restregarnos sus estúpidas sonrisas y abrazos cada vez que se juntan en reuniones y sesiones "de trabajo".


No tienen ni puñetera idea de como se vive aquí abajo, al nivel del suelo.




miércoles, 6 de junio de 2012

El blanqueador.

Desde hace tiempo venimos usando en nuestros hogares un producto, complementario de los detergentes habituales, que nos posibilita recuperar el blanco de la ropa; son los llamados blanqueadores. Realmente no funciona como limpiador, al estilo de las lejías, su funcionamiento es el de un tinte. Son sustancias fluorescentes capaces de absorver la radiación ultravioleta y a su vez emitir más cantidad de luz azul, la cual compensa la apariencia amarillenta que el tejido ha ido adquiriendo con el paso del tiempo y su degradación. El más blanco simplemente es un engaño, sobre todo al ojo humano.

Ahora resulta que, después de habernos acostumbrados a que cuando hay que blanquear compramos el detergente con el aditivo ya incluido o adquirimos ese producto por separado, aparece en el mercado la revolución para dejar blanco lo que teníamos negro. La verdad es que la opción "compra" no está disponible, es gratis, parece que no tiene contraindicaciones y nos garantizan un 100% de resultados positivos. Para evitar especulaciones disponemos de garantía oficial, cuestión más que deseable tal y como está el mercado.

Antes decía que el susodicho blanqueador no se compra, directamente se disfruta. No es del todo cierto, ya que sí que hay que disponer de dinero, quizás de mucho dinero. En el fondo el invento funciona con esos trozos de papel especial y coloreado emitido por el Banco de España o cualquier otra moneda de curso legal. Para lograr el efecto deseado podemos decir que a más cantidad de dinero haya mejor que mejor; ah, importante, el dinero ha de estar bastante sucio, negro de suciedad, ya que al prestatario del nuevo servicio de limpieza le gustan los retos. Todo está dispuesto, hay una  nueva norma desarrollada exprofeso, un competente equipo de asesoramiento que, gratuitamente claro, nos aclarará (vaya, hablando de limpieza) las dudas y cuantas consultas querramos realizar antes de probar el novedoso sistema. Por nada hemos de temer, nadie nos culpará de errores y nadie podrá hacernos concienzudos interrogatorios ni someternos a engorrosos procesos administrativos para lograrlo.

Podemos habernos dedicado anteriormente a la trata de blancas, prostituyendo ingenuas muchachuelas nacionales o extranjeras; también nuestro oficio pudiera haber estado relacionado con el tráfico de armas o de drogas, sean tradicionales o de diseño (las drogas, claro). Llego a pensar incluso que la extorsión, los atracos a mano armada y las más diversas estafas podrían haber sido la causa de esas montañas de billetes. Justo ahora se me ocurre que si al Dioni le queda algo de dinero del furgón blindado, esos billetes de 5.000 pesetas, algo decolorados, de repente cobren viveza si se los dejan blanquear. El tratamiento nos va a suponer dejar en las arcas del Estado el 10% de tasa y las otras arcas, las de los bancos, algo más llenas. Así nuestro dinerito negro negro pasará por obra y arte de la Agencia Tributaria pepera a blanco blanco.

Animos a todos los golfos y defraudadores, gente de mala calaña, pertenecientes a asociaciones mafiosas y demás lindezas que acudan a la web de la Agencia o a cualquiera de las oficinas tributarias y pidan el 750; es como ir al vendedor de la ONCE y pedirle el número con el que hemos soñado la noche anterior, pero con la certeza que con éste ganamos seguro. Solo que en esta ocasión, ni al más avispado de estos "delincuentes fiscales" (presuntamente) se le hubiese ocurrido imaginar este maravilloso sueño. El blanqueador definitivo ha llegado de la mano de Cristóbal Montoro. Estamos reuniendo en muy poco tiempo en España una coleción de indeseables noticias, y de indeseables, que a veces se llaman bancos, a veces Rato, otras Dívar ó Reig Plá; quizás también en el saco a veces entran los "villanos de oro" que enumeraba El País, etc, etc, etc. Pero moral y éticamente quizás el blanqueador supera todo lo que pudiéramos haber imaginado. Ya que lo tendremos que tragar sin poder hacer nada en contra, solo se me ocurre pensar que esta maniobra de "arquitectura fiscal" no haya sido diseñada para algunos "elementos" amigos concretos. Últimamente todo huele tan mal que el tufillo se va extendiendo a diestro y siniestro, y uno acepta como buena la expresión piensa mal y acertarás.

Aunque me repita con mi último post: menuda sfacciatezza (solo por no decir ¡Menuda mierda!)


lunes, 4 de junio de 2012

Sfacciatezza.

Quizás porque cuando hablamos de determinados comportamientos relacionados con la delincuencia organizada, sobre todo cuando coexiste con importantes manejos de dinero, enseguida pensamos en la palabra mafia (entre las acepciones que nos regala la RAE figura: "grupo organizado que trata de defender sus intereses", aparte de la conocida que nos lleva a la delincuencia siciliana). Sin abandonar Italia, me gustaría ofrecerles otra: sfacciatezza. Suena bien, sobre todo cuando se desconoce su significado que no es otro que desfachatez (descaro, desvergüenza). Esta, en español,  la entendemos perfectamente y pierde todo el romanticismo y musicalidad que pudiera trasmitirnos la primera.

LLevo días intentando poner un calificativo, buscando una palabra que pudiera resumir, a modo de expresión coloquial, lo que me supone leer continuamente artículos acerca de lo que en el entorno del Consejo General del Poder Judicial ocurre, en especial alrededor de su presidente, el piadoso Dívar. Hay días que las sensaciones son repulsivas, otros lo son de desconcierto e incredulidad, para pasar por estados de profunda tristeza y desasosiego, no sin llegar a sentir temor y sospecha de quienes ejercen el tercer poder del Estado. Así que me quedo con la sfacciatezza, desfachatez, desvergüenza, en clara alusión a la descarada ostentación de faltas y vicios (siempre según la RAE, por supuesto). La definición me gusta porque unifica en la misma frase conceptos muy claros y curiosamente aplicables juntos o por separados a este paladín de lo suyo. Paso a enumerarlas: "descarada", porque lo ha hecho sin el más mínimo pudor; "ostentación", porque se jacta e incluso vanagloria de sus actos; "faltas", porque hasta ver si podemos considerarlos delitos (que parece que no) al menos son faltas a la ética; y "vicios" porque... (mejor dejarlo sin comentar).

A Zapatero se la metieron doblada a través de su entonces vicepresidenta Fernández de La Vega, con socarrona aceptación inmediata de Rajoy (aún en la oposición), cuando se propuso a Carlos Dívar para ocupar el cargo en 2008, que "curiosamente" fue elegido por la mayoría de los vocales del Consejo, a su vez nombrados (repartidos) a partes iguales entre el PSOE y el PP, más dos consejeros "regalados" a CIU y PNV. Si me remito a la definición con la que comenzaba este post y que avala la doctrina de la RAE, este Consejo de 20 vocales y el presidente son una mafia, ya que el grupo se organiza perfectamente en una jerarquía, se reune periódicamente y, por supuesto, defiende sus intereses. Entre éstos, los intereses, se haya el que sus miembros no tengan obligación expresa de justificar los gastos que ellos mismos consideren que se hacen en función de su representación. Anteriormente disponían de una cuantiosa dieta que fue sustituida por el "cheque en blanco". Ni que decir tiene que estos extras para nada repercuten en sus "modestos" sueldos, establecidos en algo más de 110.000 € anuales si son vocales y por encima de 130.000 € el presi.

Por supuesto que la crisis no ha sido provocada por los miembros del CGPJ, pero es esta situación que vivimos desde hace ya tres años la que nos ha hecho ir descubriendo el ingente número de altos cargos, ya sean políticos, judiciales o parlamentarios (ojo, que éstos tienen aparte de sus opíparos (por copiosos y espléndidos) sueldos una dietecita para chuches de 1.800 euracos/mes, cada uno) que viven a costa de normas y disposiciones que ellos mismos han ido promulgando para poder distribuirse importantes cantidades de presupuesto oficial y esconderlo adecuadamente de las miradas curiosas en opacas asignaciones y justificaciones.

Claro está que, aparte de poder indignarnos, poco más lograremos ya que todos los estamentos que pudieran intervenir en investigar, aclarar y corregir tales desmanes están convenientemente "pringados" de la misma manteca de curso legal. Pero, al menos, que esta cierta impotencia nuestra no nos calle o nos haga seguir ciegos a tanto listo que tenemos suelto por los campos y ciudades de España.

¡Menuda sfacciatezza!

sábado, 2 de junio de 2012

La Roja, Rajoy y la crisis.

Mariano Rajoy ha estado con la selección nacional de fútbol en su concentración de Las Rozas; No hace mucho tiempo, cuando solo era líder de la oposición, criticaba duramente que el Presidente Rodríguez Zapatero usara sus triunfos para lograr un beneficio político. A veces las tortillas se viran antes de lo que esperamos, o sencillamente antes de que los demás pierdad la memoria. Pues bien, en su visita ha pedido a los jugadores que ganen el Campeonato de Europa para dar una alegría a los españoles en esta época tan difícil. En hábil e inteligente respuesta, el seleccionador nacional ha espetado: "Estamos acostumbrados a la presión, defendemos el título y somos campeones del mundo, pero ganarlo no creo que sea la solución de España". ¡Pues claro, Del Bosque! Que no te añadan la responsabilidad de darnos la felicidad. España no necesita campeonatos, sino líderes capaces de darnos soluciones. Solo falta ahora ver al Marianico peregrinar a Lourdes, Fátima o alguno de esos lugares habituales donde los creyentes van a pedir milagros.

Los futbolistas dan alegrías o tristezas, según, a los aficionados al fútbol y solo por ganar o perder partidos; los lugares de peregrinación dan paz espiritual a quienes se acercan a ellos afligidos por problemas personales y de fe; los políticos, sobre todo los que están al timón del barco, han de dar soluciones, ni basadas en la fe ni en los resultados deportivos, sino en las listas del paro, la bolsa y la estabilidad del sistema financiero. Qué bien le vendría a Rajoy y a su cada día más impredecible Gobierno que nuestra selección ganara de nuevo el título continental. Conociéndonos, durante una semana, al menos, el país no hablaría de Bankia, Dívar, la prima, el IBI de la Iglesia, etc. Estaríamos de fiesta, de animada charla en los cafés comentando el gol de maestro de Iniesta, o la picardía de Pedro, o la gran parada de Casillas. Somos simples, se nos contenta con eso mientras el país sigue a la deriva sin enderezar el rumbo, aunque algunos ministros digan que son simples titulares de pensa, como decía ayer Montoro acerca del rapapolvo de Bruselas.

Quienes gobiernan, cada día se parecen más a los que han llevado a tantas entidades financieras a la ruina. Mientras pueden ofrecen datos maquillados, eluden las comparecencias, mantienen discursos evasivos y totalmente vacíos de contenido pero locuaces en palabras... La culpa la tendrán siempre los otros, los anteriores, por dejarnos una herencia tan mala; su trabajo ha consistido en intentar, de todas las maneras posibles, salvar la economía del desastre. Hoy, Rajoy ha querido culpar a los medios de comunicación, a los críticos por supuesto, de agoreros que acrecientan los rumores sobre España. Ha hablado de "temores irracionales y aspavientos inútiles", de que "España no está al borde del precipicio" y que "la posibilidad de quiebra es inviable", entre otras cuestiones. Si nos fijamos detenidamente en su rostro, durante estas comparecencias, podemos ver una cara con expresión poco convincente, aunque se esconda tras su barba; su oratoria no da credibilidad. A la ya acostumbrada manía de balbucear y hablar con un seseo a veces irritante (¡Con la cantidad de buenos logopedas que hay!), ahora nos ofrece la imagen del que ni él mismo se cree lo que dice, pensando más en intentar parecer veraz que en serlo.

Por supuesto que España saldrá de esta. Por el camino se quedará, nos quedaremos, mucha gente, unos arruinados, otros sin trabajo, algunos sin vida. Sobre sus conciencias debería quedar la desastrosa gestión que de la crisis hicieron (están haciendo), pero, posiblemente, digan que sus conciencias están tranquilas porque nada pudieron hacer ya que los mercados, Zapatero, Bruselas y la madre que los parió fueron los que llevaron al país a esta situación tan nefasta.

El poder deslumbra, corrompe y hace sordos a los que lo obtienen, eso ya lo sabíamos, pero hacerlo con tanta desfachatez cuando más trabajo y lucha por los verdaderos intereses nacionales hacía falta no se había visto en muchos años. No interesa el bien común, sino el bien de los comunes; es como lo de "todo para pueblo, pero sin el pueblo" de la época del despotismo ilustrado del siglo XVIII, que es adonde quieren conducirnos. Aunque, intentando hacer algo de chiste con ello, éstos son despóticos pero muy poco ilustrados. Quien no lo crea, que lea atentamente los currículos de quienes nos gobiernan.

Volviendo al fútbol y a ese campeonato que se juega en unas semanas en Polonia y Ukrania nos acecha ahora una gran duda: ¿Será bueno para España que la selección renueve su título o mejor que pierda y nos haga centranos en nuestros verdaderos y graves problemas? Quiero que ganen pero me da miedo, lo van a usar indebidamente para contentarnos.

¡Animemos a la Roja pero no perdamos de vista al Gobierno!