jueves, 5 de julio de 2012

Reproducción sin machos, sin sexo.

Solo nos faltaba que el sexo se acabara. La Naturaleza y la evolución de las especies buscan a veces soluciones un tanto drásticas a sus problemas y necesidades, pero que estudiadas en detalle no dejan de asombrarnos por el absoluto sentido lógico que tienen. Por ahora no hay que temer demasiado las consecuencias que pudiera tener este cambio si hablamos de la raza humana, al menos por un importante número de generaciones aún por venir. Por supuesto es una ventaja para nosotros que cualquier cambio evolutivo animal o humano conlleva un proceso muy largo en el tiempo, sobre todo si de prescindir del sexo se trata. Bastante daño hace ya el estilo de vida moderno con sus grandes dosis de estrés, contaminación, pésima alimentación, etc., en el humano "macho" y su capacidad sexual y reproductiva. Pero, una cosa es poco y mediocre, y otra cosa es nada de nada.

La veda está abierta, por ahora está lejos de nosotros, raza superior de cuantas pueblan este planeta, pero toda playa, por grande que sea, comienza por una continuada acumulación de minúsculos granos de arena que el mar y la erosión van aportando. Así que habrá que imaginar ese panorama en el horizonte de los tiempos: el sexo puede que llegue a ser totalmente inútil para la reproducción de las especies animales. La culpa de tal preocupación la tiene la "Mycocepurus smithii"; posiblemente con ese nombre pocos datos nos aporte para ver cara a cara a quien ha empezado la guerra contra el placer y amenaza con eliminarlo de la faz de la Tierra. Pero, aquí no queda la cosa, no, esto es mucho más preocupante que la simple eliminación del tiempo coital, ya que el resultado final es la propia extinción total del individuo macho. Y ahí si que nos toca de lleno la vena sensible, la de los machos claro está. Hace tiempo que se nos viene "echando en cara" que nuestra labor es poco menos que asistencia en la reproducción y fastidiar las cosas que hacemos o tocamos de nuestra mano. Quizás no estén faltas de verdad estas apreciaciones femeninas si nos fijamos, como ya hicieron unos sesudos naturalistas, en la minúscula hormiga amazónica que responde a ese nombre tan raro de Mycocepurus smithii.

La noticia no es de rabiosa actualidad, ya que fue publicada hace un tiempo ya, en el año  2009, por una publicación especializada y a continuación se hicieron eco de la misma muchísimos medios de comunicación por todo el mundo: la hormiguita en cuestión había hecho desaparecer de su vida al sexo y al macho. Sencillamente la reina se clona. El tiempo que hay que emplear en selección natural y apareamiento sexual para su reproducción se emplea ahora en sus colonias en mayor rendimiento en los trabajos de supervivencia y mucho menos esfuerzo. En realidad solo se reproducen las reinas, ya que las obreras son todas estériles. Uno de los sentidos que tiene la reproducción sexual es que los genes que trasmite el macho se combinan con los de la hembra y crea diferenciación, protegiendo así a las especies y haciéndolas más adaptables a ambientes impredecibles, parásitos y enfermedades. Aunque esta particularidad parece que la han logrado superar; la gran dispersión geográfica que tiene en la actualidad confirma este extremo. Esta hormiga se ha convertido en una singularidad natural debido, entre otras cuestiones, a la eliminación total de los machos, cuestión que no se contempla en algunas especies en las que existe la partenogénesis como medio de reproducción, habiendo individuos de sexo masculino en sus grupos o colonias.

Puede que la raza humana esté viviendo un momento histórico en su evolución también y sigamos los pasos de la Mycocepurus smithii en unos cientos o miles de años hacia el mundo en femenino exclusivamente. Podemos quedarnos quietos, no hacer nada, ya que no hay riesgo inmediato y por tanto a los que actualmente habitamos el planeta no nos va a afectar. Pero ¿Y si otras especies cercanas a la nuestra se han puesto ya manos a la obra porque saben que eso va a ocurrir, tarde o temprano? No puedo por menos que referirme a nuestros primos los bonobos; esos si que son listos. En nuestro caso no paramos de generar problemas, guerras, violencia y deagradación, en cambio ellos viven en paz, resuelven con facilidad cualquier insinuación de conflicto dedicándose a la muy placentera labor de la copulación generosa, tanto por el número es si de actos como por el de miembros que lo practican, o sea todos, jóvenes, adultos y mayores.

Vivamos menos humanamente y mucho más bonobamente ¿A qué esperamos?


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