martes, 10 de julio de 2012

Mentirosos compulsivos.

Vivimos en un país de cuento y no precisamente por su encanto, que lo tiene, por su gente maravillosa, que las hay, o por su historia cargada de grandes acontecimientos, que los hubo. Pero el cuento del que me acuerdo cuando pienso en mi país es el de "Pedro y el Lobo", ese pastorcillo aburrido que para reirse de la gente del pueblo salía corriendo al grito de "auxilio, que viene el lobo y se comerá mis ovejas..." o los pequeños cambios que cada versión del mismo ha ido aportando al relato. Se lo creyeron una y otra vez hasta que, claro, en la que fue de verdad su llamada de socorro nadie acudió en su ayuda y el lobo se despachó a gusto hasta hartarse. Nuestro caso no es precisamente que nos avisen de posibles lobos, al contrario, nuestros pastores (es que no es sólo Pedro) nos mienten constantemente para que no sepamos la verdad. Nos venden como triunfos lo que son derrotas, alardeando de exigencias de nuestra parte cuando en realidad nos dieron collejas, logrando un supuesto dinero fácil cuando nos acabamos de enterar de que nos fiscalizarán hasta el color de los calcetines...

Se ha instaurado en el poder una banda de mentirosos compulsivos. Es cierto que no fue usurpado sino ganado en las urnas, pero no es menos cierto que fue, ya desde entonces, contando mentiras, grandes y gordas; tan grandes y gordas que eran totalmente creibles por la mayoría de votantes que les dieron la aplastante victoria. Desde entonces navegamos a la deriva hacia un hundimiento inevitable. Impotentes, ya que no podemos "destronarles", vemos como tijera en mano cortan y recortan libertades y derechos, salarios y pensiones, salud y educación. No hay nada mejor para ellos que mantener sometido a un pueblo casi sin recursos, lo más ignorantes posible de cuantos desmanes cometen ellos y los suyos; las dictaduras se alimentan de eso. A nosotros solo nos faltan un par de tanques en la calle para contener la marcha minera, o las protestas del 15-M, o las huelgas de médicos, etc. A algunas "brillantes" cabezas seguro que se les ha pasado por la idem... De todas formas, a veces hay pueblos que aguantan hasta un punto y antes de morir pisoteados han preferido morir luchando ¿De qué tipo será el nuestro?

Entre tanto rescate y condiciones podrían desde esa Europa poderosa, la que juega en primera división, rescatar de verdad al pueblo español, llevándose a Bruselas extraditados a todos los que nos condujeron y están dejando que nos sigan arrastrando a la más absoluta ruina. No de vacaciones, no; la extradición supone castigo, así que en Bruselas pasarían una temporada de reciclaje democrático, conocimientos macroeconómicos de gestión y demás asignaturas que han ido suspendiendo a medida que la crisis fue creciendo. Por tanto, y como hemos de retrotraernos como mínimo a 2008, el saco lo llenaríamos con los actuales y los predecesores, tanto gobernantes como banqueros, diputados y senadores, sin que se escape alguna cabeza coronada tampoco... Cuando España era oprimida por la dictadura militar estos viajecitos de reaprendizaje eran a Fuerteventura, por ser la tierra más alejada y abandonada del territorio nacional. Pero, ahora esta isla es uno de los paraisos turísticos por excelencia y, por tanto, no es lugar para la reeducación de nuestra clase política.

Sigo pensando que no tienen ninguna intención en mente de salvar a nuestra nación del mortal embate; simplemente van a vivir al menos cuatro años alojados en La Moncloa y sus respectivos ministerios, con importantes cantidades del presupuesto destinadas a pagar sueldos, asesores, escoltas, viajes, reuniones, comilonas y un larguísimo etcétera. Cuando se gana por encima de 60.000 euros de sueldo al año (y algunos llegan a 130.000) no se ve el suelo por el que pisas y cada mañana has de dedicar una parte importante de tu tiempo a elegir cuál de los relojes de primerísimas marcas vas a ponerte hoy en la muñeca, qué color de corbata irá mejor con el traje gris o azul (en decenas de tonos diferentes) que hoy vestirás o si tacón alto, medio o bajo (no solo mandan hombres, hay alguna mujer metida en ello); fundamental tras estas disquisiciones matutinas es mantener una reunión temprana con el grupo más directo de sesudos asesores que nos pondrán al corriente de cuantas filtraciones hayan podido haber a la prensa crítica y con qué mentiras se han de combatir hoy, negando siempre la mayor, aunque en apenas 24 horas todo se "descubra". Eso no es tan importante porque tendremos preparada una nueva oleada de mentiras para seguir defendiendo nuestra gestión como la única salida posible ante las circunstancias y la herencia recibida.

El pueblo es tonto, no lee, no busca, no investiga a pesar de disponer de internet, una maravillosa herramienta no solo para ver videos, consultar el horóscopo, enterarnos de los últimos cotilleos o enviarnos cientos, miles, de correos con chistes, graciosadas y guarradas varias. Aprovechando esto, la incultura política del ciudadano medio y su consecuente apatía para intentar comprender lo que nos están haciendo, ellos sencillamente ríen, se van de almuerzo, mantienen alguna reunión para cubrir el expediente (ya que lo que van a hacer está perfectamente minutado) y tras la agotadora jornada volver a casa satisfechos. Por la mañana se verá nuevamente lo de la marca del reloj, el color de la corbata, los pendientes y los zapatos, se ensayan ante el espejo posturas para las fotos y demás gilipolladas que nosotros, los que nos arrastramos ya más que los caracoles, no practicamos hace tiempo.

Se les está pasando una oportunidad única, la de arrimar el hombro por salir del agujero mientras las manos sean lo suficientemente largas como para agarrarnos fuerte del borde y no caer al abismo. Sigo pensando que no estamos para partidos, para gobiernos, para discusiones, sino para trabajar juntos por una nación que quería ser algo importante, donde una generación más preparada que la anterior se estaba terminando de formar y se disponía a ofrecerse para hacer grande lo que hasta entonces era solo mediocre. Si de verdad les importara, a todos, esto, el futuro, se aglutinarían en una sola fuerza, de la mano, para que desde afuera se nos viera unidos y realmente convencidos de que "yes, we can". Pero no, no podremos porque ellos no quieren, no les interesa; su país se hunde y sacan pecho, no un pecho de Interviú, un pecho de obstinado orgullo, simplista y sin razón. Me gustaría conocer los coeficientes intelectuales y las capacidades reales en gestionar el poder que tienen los que se sientan en cientos de despachos oficiales a lo largo y ancho de la piel de toro. Muchos se sorprenderían, para otros tantos nos resultaría evidente los resultados del examen: sólo hay que ver cómo lo hacen día a día para constatar sus deficientes porcentajes.

¡Posiblemente no merezcamos nada mejor ya que los dejamos que campen a sus anchas!



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