
Hasta los años 80, con la llegada al poder del presidente Reagan en los Estados Unidos y Margaret Thatcher en Gran Bretaña, que se instauró como sistema lo que se ha llamado neoliberalismo, las desigualdades se mantuvieron dentro de un "lógico" desequilibrio. Los últimos 30 años han destacado por la protección a las rentas del capital frente a las del trabajo; bancos y especuladores se han hecho en este tiempo con el control absoluto de las economías internacionales y con una más que notable influencia sobre las clases gobernantes, sobre todo a través de los grandes medios de comunicación. Financiando, directamente donde está legalmente reconocido o si no mediante subterfugios legales, los partidos políticos y, por tanto, los gobiernos se han visto dirigidos hacia políticas conservadoras y proteccionistas de sus prácticas, como poco y a la vista de los resultados con una escandalosa falta de criterios éticos y sin considerar el bien común como finalidad de las mismas. Simplemente se les devuelve con una legislación más que permisiva los favores obtenidos durante décadas. Aún hoy y a pesar de ver las graves consecuencias sociales de esta política, antes se persigue despiadadamente a quienes sustraen alimentos de un supermercado, al más puro estilo Robin Hood, que a quienes han llevado a la ruina total a entidades financieras y, por tanto, a paises enteros. Casos como el de Islandia o Brasil, donde se han sentado en el banquillo a responsables políticos y ejecutivos son simple anécdota mundial. En países como Italia, España, Grecia, etc., siguen paseando como si nada hubiera pasado.

El Presidente no goza de popularidad, incluso cada vez menos entre votantes de su fuerza política, sobre todo debido a la mano dura que exhibe con los más débiles en la crisis, las clases trabajadoras, funcionarios, parados y jubilados. En Europa se le ve débil y no se le respeta como igual mandatario, juega en segunda división, pero además en los puestos de cola, jugándose el descenso a tercera y con ello arrastrando sin compasión a su pueblo. Algo inusual ante un gobierno de derechas se ha podido ver en los últimos meses, el ejército se manifiesta abiertamente contrario al gobierno y las medidas adoptadas por éste. Los jueces y fiscales ya barajan ponerse en huelga este otoño tras la vuelta al trabajo tras el parón vacacional de la justicia de agosto. A propósito de vacaciones, es incomprensible que el Gobierno se vaya de vacaciones, aunque se queden cerca y localizables (como el Ministro de Turismo, el canario José Manuel Soria, que descansa en la isla de Lanzarote en un complejo de lujo declarado ilegal por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias y que uno de sus propietarios está involucrado en al menos dos casos de corrupción. ¡Que viva el ejemplo!) porque el país necesita salir del profundo agujero y este grupo de privilegiados que se embolsa cada uno más de 70.000 € de sueldo al año, lo menos que debe hacer es no descansar, seguir luchando y si no, dejar paso a quienes tengan capacidad y disposición para intentarlo.
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