
En el año 78 se ocupó una finca durante dos días, algo que no ocurría desde los años de la República, en 1979 obtienen, en las primeras elecciones democráticas municipales, la mayoría absoluta la coalición Colectivo de Unidad de los Trabajadores. Al año siguiente Marinaleda protagoniza una huelga de hambre masiva, con la participación de 700 personas, en reivindicación por mejorar las prestaciones y regulación del empleo comunitario. A partir de ahí comenzó la lucha firme por la tierra con ocupaciones y expropiaciones de fincas y terrenos. Gracias a esos años el pueblo tiene en la actualidad pleno empleo y recursos propios obtenidos a través de una cooperativa que cultiva, transforma y comercializa los productos obtenidos por el sistema de agricultura ecológica, contando en la actualidad incluso con almazara propia para la elaboración de aceite de oliva.
El Alcalde, Juan Manuel Sánchez Gordillo, cobra como un jornalero más del pueblo, 1.200 € mensuales y la retribución que obtiene de su escaño parlamentario se entrega a ONG'S para su distribución social. Este pueblo lo ha logrado, dejando de lado las aspiraciones políticas personales que tanto caracterizan actualmente a nuestro sistema; y si ellos lo han logrado es que se puede conseguir, que la utopía es realizable. No es que sea fácil, pero sí que es posible. La lucha no es fácil; cuando comienza, hace algo más de 30 años, con la llegada de la democracia y las primeras elecciones a España, su pueblo no tenía consultorio médico, ni guardería, ni casi calles asfaltadas, ni que decir que ninguna instalación deportiva ponía esa práctica al alcance de sus moradores, etc. Por ello, se consideró que la libertad que se había obtenido desde 1976 no era suficiente, ya que faltaba que sus habitantes tuviesen acceso total al bienestar y los servicios sociales.
En la actualidad, Marinaleda sigue siendo una excepción, un edificante ejemplo para dirigentes y partidos políticos; esos que tanto se jactan de trabajar para sus conciudadanos mientras cobran desmesuradas cantidades del presupuesto municipal en salarios, dietas y privilegios materiales. En algunos casos tan escandalosos como que pequeñas poblaciones, con recursos limitados, pagan alcaldes por encima de 70.000 € de remuneración mientras faltan servicios sociales tan básicos como la educación o la sanidad. Obligados por la presión social, en algunos pueblos y ciudades se han visto en los últimos meses algunos gestos, más simbólicos que justos, donde ediles han presincido de "regalos" tales como las dietas por asistir a los plenos. Aunque parezca mentira, los sueldos que reciben no son suficientes y, como ocurre con el Congreso o el Senado, han de recibir un extra por aisistir a las sesiones de trabajo, a los plenos. Es como si cualquier trabajador de España cobrara su sueldo por ser empleado pero para asisitir a su puesto de trabajo debieran recibir una dieta complementaria. Simplemente demencial. Al menos vale la pena conocer y difundir este caso, el de este pequeño pueblo de Andalucía, a 108 km de distancia de la capital, Sevilla, donde sus gentes y sus gobernantes se conforman con tener trabajo y disfrutar solidariamente de los servicios y del bienestar que con su esfuerzo personal obtienen. Puede ser que su acción de hace unos días no sea plausible, pero no cabe duda de que es comprensible y, hasta cierto punto, justificable por una gran mayoría de la población. Su acción pacífica debe servir de sensibilización para los ciudadanos y de aviso para los gobernantes.
Para conocer Marinaleda:
http://www.youtube.com/watch?v=2JCIl8UjmDA
http://www.marinaleda.es/opencms/opencms/marinaleda
http://www.youtube.com/watch?v=2JCIl8UjmDA
http://www.marinaleda.es/opencms/opencms/marinaleda
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