domingo, 29 de abril de 2012

Echo

Antiguas leyendas swahilis y árabes hablaban de una gran montaña en el interior, en cuya cumbre vivía un dios que castigaba a quienes se atrevían a subir de una forma terrible: les paralizaba pies y manos; los habitantes de la costa, con un benigno clima tropical, no tenían otra forma de explicar las consecuencias de la congelación. Y es que esa montaña no era otra que el Kilimanjaro que con sus casi 6.000 metros de altitud domina el paisaje durante muchos kilómetros alrededor. Las mejores panorámicas del Parque Nacional de Amboseli suelen tener como fondo el majestuoso monte de cimas nevadas a pesar de no encontrarse dentro de sus límites, ni siquiera se encuentra en Kenia sino en la limítrofe Tanzania. 


A los tanzanos puede que les pase como a los brasileños con las cataratas de Iguassú, en su frontera con Argentina; los mejores saltos se hayan del lado de Brasil... Pero para verlos en su grandiosidad hay que hacerlo desde el país vecino. Amboseli tiene unos 400 km2 y se localiza en el interior de otra gran reserva mucho mayor, la del pueblo Maasai, que ha visto como poco a poco fue perdiendo los territorios que ocupaban libremente hasta la llegada y colonización de los blancos. En Amboseli, la escritora y naturalista americana Cynthia Moss descubrió a poco de nacer a una elefanta, Echo, que se convertiría en su gran pasión.; la siguió, estudió y documentó durante los 40 años que vivió hasta la muerte en el año 2009 en medio de una de las mayores sequías de esta zona keniata. Su trabajo estuvo complementado por la filmación que realizó de la vida de Echo el fotógrafo Martin Colbeck desde 1990 y que se usó en la realización de hasta cuatro documentales sobre los elefantes. Hoy he visto en National Geographic Channel un documental donde se resume este trabajo, con las imágenes tomadas durante todo ese tiempo; su familia, sus descendientes, su lucha por la supervivencia en condiciones a veces extremas, la defensa de su grupo y los conocimientos que iba trasmitiendo a las siguientes generaciones de elefantes que como matriarca protegía con su porte de 3,5 toneladas de peso.

En países como Sudáfrica, Bostwana, Zimbawe y Tanzania la caza de elefantes está regulada y autorizada en determinadas circunstancias. Pero tras la contemplación de unas imágenes como las que ofrece este documental cuesta comprender como alguien, sea ciudadano de a pie o rey, coja en sus manos un rifle y de un certero disparo en la frente acabe con la vida de un animal tan grandioso. Ir año tras año en su busca, pasando horas y horas observándolos desde el Land Rover mientras comen, beben o recorren la senda debe ser como cuando nos acercamos a la costa y desde un acantilado perdemos la vista en el horizonte con el rumor de las olas de fondo: simplemente nos da vida. El dinero y el poder no puede servir para conseguir cualquier capricho, sea legal o no. La caza no es un deporte, es una actividad degenerada de cuando era una necesidad del ser humano para conseguir comida entre los animales que le rodeaban. En la actualidad la carne necesaria para alimentarnos provienen sin problemas de explotaciones ganaderas y se sacrifican mediante sistemas homologados para tal fin.

No podemos recurrir a la tradición para justificar la manía de ponerse delante de un bello animal y matarlo de un disparo, privándonos a los demás de su contemplación en su hábitat natural, como tampoco podríamos usar esa excusa para mantener costumbres ampliamente superadas por el hombre, como la quema de brujas o los espectáculos romanos con fieras y cristianos... 

Cuando nos referimos a la "vida salvaje" creo que deberíamos hacer referencia a los del rifle y no al elefante, leopardo, búfalo, etc.








Robin Hood

40 adaptaciones para el cine o la televisión han habido de la historia de este personaje. Desde un cortometraje del cine mudo rodado en 1908 hasta la película de Ridley Scott en 2010, con Russell Crowe como protagonista. La mayoría le sitúan en la Inglaterra del siglo XIV, refugiado en el bosque de Sherwood y atacando acaudalados mercaderes que osaban atravesar esos caminos o a los reaudadores reales que, de pueblo en pueblo, exprimían los pobres bolsillos de los súbditos de reyes y señores crueles y poderosos. A pesar de las diferentes leyendas que acerca de él circulan, todas, desde la primera que se conoce publicada ("La pequeña gesta de Robin Hood", en 1459; aunque ya hay referencia manuscrita de este personaje en 1377) hasta nuestros días coinciden en algo: luchaba contra los ricos y opresores en favor de los desvalidos. Les robaba para repartir sus riquezas. Es difícil leer un libro o ver una película que narre su historia sin que nos pongamos de inmediato a su favor y nos alegremos en cada asalto.

Estamos en 2012 y no en los siglos XII, XIII o XIV, da igual. La situación, salvando lógicas diferencias temporales, parece similar: unos pocos despiadados subyugan al resto a través del poder económico, provocando que los gobernantes actuen a su dictado, promulguen leyes injustas o eliminen derechos y libertades a los ciudadanos para la mejor consecución de sus intereses. ¿Cuándo va a llegar nuestro nuevo Robin Hood? Quizás no hace falta ya que asalte por los caminos a ningún recaudador real ni ha de esconderse en un bosque al estilo de Sherwood, entre otras cosas porque actualmente la riqueza ya no circula físicamente ni se recauda puerta a puerta. Nuestras finanzas son intangibles, virtuales; usamos tarjetas de débito y crédito que a medida que gastamos descuentan de un saldo que disponemos tras recibir una retribución a cambio de trabajo. Tanto hace falta un Robin Hood que luche y nos capitanee como un rey  Ricardo Corazón de León que le devuelva sus derechos.

Está claro que de entre las filas de los partidos políticos no va a salir y, como ya dije en anterior ocasión, no creo en las revoluciones violentas, por mucho que a veces den ganas de ellas, así que o nos llega desde el cielo en una nave espacial a modo de invasión salvadora (ya puestos a soñar) o seguimos cayendo, tocamos fondo y se dan cuenta de que lo hicieron mal y se empieza a reconducir el sistema. Eso sí llevándose por delante mientras a miles y miles que no aguantarán tanto como para ver de nuevo la luz.

Hace unos días, en un municipio de Navarra, Ansoáin, se han planteado retirar el dinero municipal de las cuentas abiertas en bancos que no acepten la dación en pago en los casos de impagos de hipotecas, por ejemplo. A su alcalde se le ha podido escuchar que la situación que vivimos actualmente ha sido causada por el malhacer de bancos y los políticos. Es un paso quizás insignificante y que pocos alcaldes y demás gobernantes sigan como ejemplo, pero, como ya dijo Neil Armstrong (comandante de la misión Apolo 11, en 1969) al pisar la Luna: "este es un pequeño paso para el hombre pero un gran salto para la Humanidad". Quizás un ejemplo lleve a otro y éste a otro más y al final podamos liberarnos de nuevo. Soñar es gratis, mientras no se den cuenta y lo graven con un impuesto especial.

¡Se busca un Robin Hood!





jueves, 26 de abril de 2012

La curación de un gay.

El obispo Juan A. Reig Plá (Alcalá de Henares) insiste en llamar a la “curación” de los gays... Qué manía tiene la Iglesia Católica de considerar enfermedad a una tendencia sexual adoptada en libertad, la homosexualidad. Está presente en la sociedad desde que se tienen datos históricos escritos y gráficos; tan integrada como opción que la propia institución cuenta entre sus sacerdotes a hombres que viven y practican esta opción. El sexo como práctica no es algo que se active o desconecte en nuestro comportamiento como si se usara un interruptor, simplemente la biología animal predispone la apetencia por el sexo como mecanismo de conservación de las especies, y en el caso del humano y algunos primates, además, por la consecución de excitación y placer. Es en este segundo aspecto donde intervienen otros factores, sociales y personales, que condicionan o favorecen que nos inclinemos por mantener relaciones hetero, homo o bisexuales.

La ciencia médica y otras ramas de la investigación antropológica hace tiempo que afirman y concuerdan que no es un problema tratable como enfermedad y por tanto carece de tratamiento al ser una opción personal y libre de los individuos. Es bastante consecuente llegar a la conclusión (al menos para mi lo es) de que un grupo humano (sacerdotes) que se ve forzado a renunciar a una llamada natural fisiológica al sexo, vea como alternativa a la prohibición de tener esposa, como si pueden tener en otras tendencias religiosas cristianas, mantener prácticas sexuales algo "más accesibles" para ellos como es la homosexualidad. De mayor empecé a entender el posible significado de aquellos paseos, con 10 o 12 años,  por largos pasillos de un colegio religioso bajo el brazo "paternal" del religioso que intentaba inculcarte el amor por la orden. Los paseos no llegaron a más, pero me queda como recuerdo el profundo olor que solían despedir aquellas sotanas y lo cerca de ellas que debía caminar (¿?).

La sociedad necesita de quienes se erigen en "reconfortadores" espirituales de los demás una dedicación más efectiva a los problemas que realmente son importantes y reales, como es la discriminación racial o los abusos sexuales a mujeres y menores; luchar con ello en vez de proteger entre sus filas a quienes los practican haciendo uso del agravante del poder que les confieren ante los demás por su investidura eclesial. Es duro ver como las enfermedades de trasmisión sexual y la sobrepoblación se extienden por paises sumidos en la pobreza y como la Iglesia sigue negando la utilidad del preservativo, por ejemplo. También es cierto que habitualmente se ve algo más de cordura entre el clero de base, siendo los "mandos superiores" (obispos, arzobispos, cardenales...) los que se explayan en adoctrinar y opinar en materias sobre las que no tienen conocimiento práctico (o no deberían tenerlo) como es el sexo, las relaciones de pareja, etc. Vuelvo a recordar aquellos años en los que nos atemorizaban con la ceguera que nos produciría realizarnos ciertos tocamientos; afortunadamente yo y muchos otros hicimos caso omiso a las advertencias y dejamos que cada cosa llegara en los momentos en que nuestra propia biología y desarrollo nos solicitaban paso. Ni me quedé ciego, ni enfermé y actualmente sigo gozando de una excelente salud en todos los aspectos.

Llega a repugnar, como es mi caso, o al menos sentir rechazo, como es en una inmensa mayoría, ese intento de "curación" de las tendencias homosexuales que algunos asumen como suya natural, libremente elegida. Flaco favor siguen haciendo a la sociedad desde que se dedicaron a asumir tareas que no le son competentes y/o para las que no están formados ni preparados. No quisera, aunque tengo muchas ganas, de entrar en consideraciones acerca de la Inquisición o el apoyo incondicional a golpes de estado y gobiernos dictatoriales. No quisiera recordar que viven del Estado y por tanto deberían, como mínimo, servir a la sociedad y no servirse de ella para sus espurias finalidades. Las sociedades deberían ser laicas y aconfesionales por norma y cada individuo ser libre de dirigir sus sentimientos religiosos, si los tiene, hacia unas u otras tendencias sin que ninguna tenga privilegios, disponga de fondos públicos, eluda impuestos y viva a consta de los demás "por narices".

Podrían destinar algo de sus recursos y formarse algo en marketing y técnicas comerciales, ya que no se dan cuenta de que las iglesias se les están quedando sin clientes de tanto meter la nariz donde no les incumbe y abandonar la verdadera senda que según tengo entendido quedaba bastante clara en los Evangelios. Dudo que estos sean los verdaderos sucesores de Cristo y sus Apóstoles, ya que más bien parecen miembros de una secta; todos sabemos que las sectas no son nada recomendables, causan adoctrinamiento y pérdida de la libertad individual, entre otras consecuencias.

¡Y de eso si que podemos curar a quienes caen en sus redes!


El futuro que les espera.




Hermano Lobo se llamaba una revista que existió en España en los setenta a la que ellos mismos calificaban de "semanario de humor dentro de lo que cabe". Alguien me ha enviado hoy por correo electrónico un powerpoint con una curiosa selección de sus portadas, sobre todo del 75 y 76, en plenos cambios políticos en nuestro país. Hasta entonces, el humor de contenido social y político debía hilarse muy fino ya que poco se podía decir abiertamente sin ser censurados; cabe destacar una pionera que sufría en carnes propias los continuos secuestros de números editados porque traspasaba la línea, se trataba de La Codorniz; su lector debía buscar siempre entre líneas o agudizar el ingenio para entender exactamente el mensaje de la viñeta y el chiste que se quería hacer con ella.

Volviendo a Hermano Lobo y contemplando esas portadas nos quedamos perplejos al comprobar que después de casi 40 años muchas de ellas siguen manteniendo una curiosa y preocupante actualidad. En principio pensé que esto podría significar que no habíamos avanzado tanto como pensaba; luego me di cuenta de que lo que realmente sucede es que la política, los que la ejercen y sus métodos siguen un ritmo diferente al de la sociedad. Primero está la fase de las promesas de mejoras y desarrollo que tiene como finalidad captar el interés y complicidad del ciudadano; luego, convencido de lo positivo de votarles y generar el cambio, les hacen ganadores de las elecciones (por mayoría absoluta es el ideal). Posteriormente asistimos a cuatro años de excusas, culpas a los antecesores e imcumplimiento de las promesas. Lo que hace 30 o 40 años leíamos con humor y una sonrisa ahora se torna preocupante por el significado que puede tener mirando hacia adelante.

Ese futuro que se supone que desde 1975 estábamos construyendo, con mayor o menor esfuerzo, para dejar una sociedad mejor a los que nos sigan se fue levantando con más humo que cemento y ahora vemos como el castillo de naipes se ha empezado a desmoronar. Sigo preocupándome cuando percibo que los que nos damos cuenta de ello, de que esto va por muy mal camino y presagia cosas siempre pintadas de negro, somos los que nada o casi nada podemos hacer y los que manejan la situación y los hilos de la economía, la política y la sociedad en general son los que nos han metido en el túnel sin luz. Se ha cortado el consumo, no se ha protegido el inmenso entramado de pequeñas empresas con pocos empleados o autónomos que somos los que realmente ayudamos a mantener el flujo del capital en circulación. Las grandes empresas e inversores solo buscan capitalizar beneficios lo antes posible, sin mirar más que sus cuentas de resultados y como lograr un punto más de rentabilidad, sea cual sea la medida que deban adoptar. Para nosotros, los demás, el día a día es la lucha por sobrevivir, por poder afrontar préstamos y facturas aunque eso signifique "echar" muchas horas a cambio de algunas migajas.

Debemos reflexionar y juntos intentar poner cordura en nuestro mundo. No debemos nada a quienes nos gobiernan, realmente no han hecho nada por nosotros; simplemente se han dedicado a gestionar, mal, muy mal, los recursos que la sociedad generamos y que con nuestro esfuerzo personal aportamos. Podemos echarlos, desgraciadamente no con cómodas herramientas de despidos baratos y fáciles, pero sí con algo muy valioso y que nunca hemos sabido utilizar en nuestro beneficio: el poder del voto. La participación ciudadana no existe, por un lado porque no les interesa y por el otro porque nos hemos acomodado a que lo hagan por nosotros y cobren por ello, por cierto, muy bien cobrado. Da risa las reducciones y recortes que se aplican en las instituciones que viven de nuestro dinero; gobernantes y parlamentarios llenan las cuentas de gastos de buena vida y comodidades, aún cuando cientos de miles de ciudadanos no pueden siquiera comprar en un supermercado alimentos básicos. No hay decencia y por supuesto no vemos el menor atisbo de dignidad. ya solo se representan a si mismos.

¡Que mierda de futuro hemos construido a nuestros hijos!





martes, 24 de abril de 2012

Cuando ser hombre no es un orgullo.

Ella tenía 74 años, él 85 y llevaban 40 años de matrimonio; no hay manera de entender qué mecanismo mueve un comportamiento así de despiadado, sin razón y posiblemente frio. Esta mujer se ha convertido en la víctima número 15 de este año; demasiadas. Hoy es uno de esos días en los que es casi imposible sentirse uno orgulloso de ser hombre. Durante todo el día he dado vueltas en mi cabeza a este tipo de asesinatos y es tal el desprecio que se siente que realmente no sabes muy bien como enfocar una reflexión que plasme las sensaciones que produce. Estos casos no son habitualmente fruto de un aislado episodio de violencia; normalmente la vida de estas mujeres se haya convertido desde mucho antes en una sucesión de menosprecios, insultos y vejaciones. No hay forma de comprender como siguen junto a un ser tan despreciable salvo, eso sí, por el profundo miedo y sometimiento al que haya estado sujeta.

En otras èpocas, la educación sexista y machista recibida por hombres y mujeres, unida a que a éstas se les considerara como ciudadanos de segunda (hasta para abrir una cuenta corriente debía contar con la firma de su esposo) en muchos hogares se vivían relaciones tormentosas que se tendía a ver como "normales". Pero es que la sociedad ha cambiado y en muchos aspectos se ha mejorado de manera ostensible; entonces ¿Por qué siguen ocurriendo estas muertes? No podemos dejar de luchar contra el maltrato ni un solo día, rechazando y repudiando a estos asesinos como se merecen. La ley y los que la aplican deben ser exigentes y rigurosos; desde las instancias que correspondan deben ser apartados de su carrera todo juez que exponga la más mínima justificación a tales hechos. Los departamentos gubernamentales que tienen competencias en la lucha contra el maltrato y su prevención no deberían ver sus fondos recortados en nombre de ninguna crisis. Solo desde lo que llamamos "tolerancia cero" podemos tener alguna esperanza de terminar con esta lacra social y sus brazos ejecutores.

 Este problema  lo hemos creado los hombres y los hombres hemos de resolverlo, eliminando el machismo de nuestros comportamientos sociales, no poniendo nunca en duda la relación de igual a igual entre hombre y mujer, sin más diferenciación que la puramente sexual y fomentando la formación de nuestros jóvenes en la libertad y los derechos ciudadanos y personales, sin adoctrinamientos políticos o religiosos que les coarten.
J.S.C. se llamaba, iniciales para preservar su anonimato, siglas tras la que se esconden una tragedia injusta, la de una mujer que merecía una vida mejor que la que seguro tuvo junto a un hombre que nos deshonra a cuantos sí creemos en la igualdas y los derechos. J.S.C. podría ser alguien mucho más cercano a nosotros, una madre, una tía, una hermana, que una simple noticia leida en la prensa de la mañana. No asumamos su muerte como una más, que nos produzca tanto dolor la primera, como la quinta, como la decimoquinta; un dolor que nos mantenga en guardia, atentos a nuestro entorno para descubrirlos y aislarlos antes de que cobardemente, en el uso de una fuerza física superior, sesguen la vida de quien posiblemente les haya entregado todo cuidándole y amándole. ¡Malditos miserables!
 

lunes, 23 de abril de 2012

El Titanic.

El pasado día 14 se celebraban los 100 años de la colisión del Titanic contra un iceberg al sur de las costas de Terranova, sólo 4 días después de su partida en viaje inaugural desde el puerto de Southampton. En la madrugada ya del 15 se hundía en las gélidas aguas del Atlántico Norte, llevándose consigo al fondo a 1.517 personas. Ese gigante, insumergible como se vaticinaba, disponía del más avanzado sistema de telegrafía de la época, un maravilloso casco con mamparos herméticos y secciones independientes, piscina cubierta, ascensores, baño turco, cancha de squash y una lista interminable de elementos decorativos de gran lujo, entre los que se encontraban muchísimas obras de arte. Todo esto estaba disponible solo para los pasajeros de primera clase.
Y es que este barco y la época que se vivía, 1912, eran sinónimos de clases, privilegios, grandes diferencias sociales y cuantos matices se nos puedan ocurrir para segregar y separar a los ricos y pudientes de los obreros y clases bajas. De hecho, era tan complicado acceder desde las cubiertas inferiores y se les cerró tantas puertas y escaleras que, unido a la insuficiente cantidad de botes salvavidas (recuerden que era "insumergible"), una gran parte de los fallecidos eran pasajeros de tercera clase.
A medida que iba escribiendo estas frases que ahora puedes leer, más claro tenía la similitud del relato de la tragedia del Titanic con lo que estamos viviendo; es como si todos los avances que la sociedad había logrado en apenas 100 años de evolución se empezaran a desvanecer. No hablo de paises sumidos aún en atrasados sistemas sociales y económicos, me refiero al llamado primer mundo, donde parece que nos encuadramos nosotros. Vuelven las clases, aunque nunca se fueron del todo si parecían algo difuminadas y dispersas, regresan los privilegios de quienes tienen frente a los que tienen poco. Unos pocos están ahora mismo viajando en esos lujosísimos camarotes, rodeados de todas las comodidades y servicios exclusivos; entre ellos se ha instalado un grupo, también con poder, no tanto del dinero como del status conseguido; son nuestra clase política. Luego estamos los demás, la mayoría; nosotros somos esos de tercera clase, abajo del todo en el barco, sin lujos, sin ventilación, sin salones pomposos ni obras de arte en los baños. Para nosotros no son los baños turcos ni la pista de squash, ni por supuesto la piscina cubierta ni la banda de música que ameniza esas opíparas cenas del Titanic.

El iceberg cada vez está más cerca y posiblemente lleguemos hasta su latitud en mitad de una noche muy oscura, sin luna. Es muy probable que la economía, perdón el barco, colisione sin remedio contra él. El iceberg puede ser los famosos mercados, la nefasta gestión de la crisis o la inoperancia de nuestros gobernantes, qué más da, el resultado va ser el mismo, una colisión y posterior naufragio. Al rescate vendrán algunos, más lentamente de lo que hubiésemos querido, pero es que nuestro barco no trasmitía con su avanzado sistema de telegrafía las  señales de socorro hasta muy tarde ya. Como recordarán no habían suficientes botes a bordo para todos los pasajeros y, como también recordarán, poder llegar hasta la borda desde las cubiertas inferiores y alcanzar alguna plaza en uno de ellos era tarea casi imposible para los pobres, los emigrantes, los obreros, todos ellos que iban en el barco en busca de un futuro mejor.
No voy a cerrar este comentario diciendo quienes morían ahogados, ya que eso es más que evidente; ni tampoco voy a decir quienes fueron los causantes de la colisión y naufragio de este imponente "Titanic",que se había construido para llevarnos a todo a la "tierra prometida", porque eso es mucho más evidente aún. Pobres de nosotros; no lo merecíamos, pero nos lo buscamos entre todos.












domingo, 22 de abril de 2012

Si de verdad les importáramos...

En 2009 el cielo era gris, la crisis no se veía venir porque ya la teníamos encima. Al año siguiente el paro aumentaba en cifras casi escandalosas, los casos de corrupción destapados se iban desvaneciendo al llegar a los tribunales, entre otras cosas por las grandes trabas puestas en las investigaciones. Había que proteger al desalmado que se estuvo lucrando desde una posición de ventaja política. 2011 ya vaticinaba que no solo la crisis estaba sino que pensaba quedarse a vivir con nosotros mucho tiempo. Este podría ser un simple y escueto resumen de una muerte anunciada, la de nuestro estado del bienestar.

En un país avanzado, con verdaderas intenciones de salvar la situación, los partidos políticos, en especial el que gobernaba y veía desde hacía tiempo que por sí solo era incapaz de hacerlo y el principal partido de la oposición que solo se había dedicado a una guerra sin cuartel para adelantar las elecciones y lograr una mayoría aplastante a base de promesas que con el paso de los meses y la llegada de 2012 se vio que eran imposibles de cumplir, en ese país avanzado digo, los partidos se hubiesen unido en una coalición para aunar fuerzas y demostrarle al mundo y a los mercados que éramos inteligentes antes que partidistas, ciudadanos antes que especuladores. Un compromiso serio de trabajo y un pacto de elecciones en cuanto tuviéramos de nuevo la solvencia y estabilidad económica que un Estado fuerte y moderno debe tener por bandera.

Yo y creo que la gran mayoría de españoles nos hubiéramos sentido muy orgullosos de nuestros políticos, de izquierda, centro o derecha, si los hubiésemos visto trabajar supeditando sus ideologías al bien general, sus prebendas a la supervivencia social. Pero no, este país ha demostrado una vez más que lo que realmente interesa es ganar, sobre todo si podemos salir victoriosos pisoteando al rival, destruyéndolo. Da igual ganar contando mentiras a sabiendas, sobre todo porque el pueblo, el que vota en las urnas cada cuatro años, es bastante inculto, inculto políticamente por supuesto (aunque de la otra incultura aún tenemos bastante por aquí también), y se va a creer lo que le digan, esas promesas que en mítines siempre quedan muy bien: salvar al país de la inoperancia y el mal hacer de los otros, de los anteriores. Y hay más, no solo somos líderes en incultura política, lo somos igualmente en falta de memoria; volvemos a caer como pardillos una y otra vez, cada cuatro años, en las falsas esperanzas que nos ofrecen sus discursos. Nos limitamos a un pobre ejercicio político, castigando al que gobernaba votando al contrario.

No podemos esperar más de nosotros, somos así. Simplemente nos hemos querido codear con paises que están por encima de nuestras posibilidades creyéndonos superiores y mejores de lo que somos, porque aún somos un poco como en los 50, 60 y parte de los 70: una simple república banarera, donde el que logra gobernar aprovecha el tiempo en colocar amigos y benefactores, cimentarse las bases de su futuro tras el paso por la política y vivir acomodadamente rodeado de su "irealidad" de coches, escoltas, viajes y demás prebendas que pagaremos "religiosamente" entre todos los que nunca lograremos conocer lo que significa tener poder. Aunque me duela y me indigne a diario, me he propuesto aceptar que lo más que puedo hacer ya es lamentarme de haber nacido en España y no en Islandia, por ejemplo, donde han sentado en el banquillo a políticos y banqueros por llevarles a la ruina. ¡Qué ejemplo!

sábado, 21 de abril de 2012

Sonrientes

A medida que ha ido avanzando la crisis, más me he fijado en algunos pequeños detalles que a diario nos ofrece la prensa y en especial la tv cuando salen a escena "nuestros" representantes; sobre todo en los previos, en los pasillos, cuando se saludan, cuando parece que nadie se fija en ellos, si ponemos atención, sus gestos y la complicidad entre ellos nos hace dudar de si realmente les importa tanto como dicen los problemas sociales, las clases más desfavorecidas, etc. Sus sonrisas son de felicidad, de tener las espaldas cubiertas (y no solo me refiero a los escoltas), de que su sueldo no depende de los altibajos de la bolsa o de las ventas de cualquiera de nuestras empresas. 
Cuando eres tú mismo, reunido con los tuyos, quien fija cuánto vas a cobrar de los fondos que el Estado pone a tu disposición todo es fácil. Nadie te hará un ERE durante al menos cuatro años, ni tu contrato es uno de esos que acaban de salir, fácil de romper a cambio de poco dinero; por no tener no tienen ni contrato sino un supuesto "mandato popular". De lo que no quieren darse cuenta es de que ese mandato popular lo damos para que trabajen al menos tan duro como hacen sus normas trabajar a los demás. Ese mandato es para que en épocas de escasez y problemas se apliquen restricciones y recortes, no solo apliquen restricciones y recortes a los ciudadanos a los que gobiernan.
Los detalles en esta época son mucho más importantes que cuando vivimos en una "luna de miel"; ahora no deberían sonreir tanto, sino mostrar preocupación constante, gesto de esfuerzo, para que los demás nos creamos de verdad que están trabajando, incluso trabajando duro, para nosotros. Ahora es tiempo de esfuerzos, de todos por supuesto, pero el paso adelante deben hacerlo siempre los líderes o, al menos, los que están en la primera fila; y es que en la primera fila siempre están ellos, sonrientes, felices, contándose chistes o el último chisme tecnológico que se ha comprado. La verdad es que no me importa, a mi ahora solo me importa sobrevivir la crisis, con mis medios, con mi esfuerzo; si lo logro, mi satisfacción será doble, por lograrlo y por hacerlo yo mismo. Pero al menos que no se rian en mi cara.

Comenzando

Nos pasamos el tiempo observando nuestro entorno, recibiendo constantemente datos, imágenes e informaciones, a veces veraces pero a veces manipuladas. Normalmente lo procesamos y archivamos sin más recuerdo que ese instante de indiferencia, alegría, pesar o indignación que nos haya producido en el momento. Vivimos globalizados sin remedio, pero a pesar de todas las desventajas que esto nos haya traído hemos de utilizar y potenciar sus herramientas positivas. Para mi la que más nos puede aportar de todas es la  globalización de la información, Internet.
Aunque los acontecimientos de los últimos días me ponía bastante fácil la elección de una imagen, el elefante quiero que exprese no solo el rechazo a su caza, que por supuesto, sino además fuerza, grandeza y lucha por la supervivencia en un territorio hostil, no tanto por la propia naturaleza como por el uso que de ella hemos hecho los humanos.
Este observador desea trasmitir sentimientos para compartirlos, seguro de que así podemos hacer algo por revelarnos contra las cosas impuestas "porque sí" o aquellas que frenan los avances y libertades que como ciudadanos libres hemos podido alcanzar. Estamos en el siglo XXI,  las revoluciones modernas han de basarse en el conocimiento y en la fuerza de la libertad, no en métodos que usen la violencia como su manera de convencer, por mucho que a veces la pasión nos lleve por un instante hacia esos pensamientos ya que, simplemente, eso nos pondría a la misma "altura" (yo diría mejor bajeza) de quienes se imponen por la fuerza y el control del dinero: esos dichosos malditos "mercados".